miércoles, 23 de julio de 2014

RAYMOND ROUSSEL [12.461]


Raymond Roussel

Raymond Roussel (París, 20 de enero de 1877 - Palermo, 14 de julio de 1933) fue un poeta, novelista, dramaturgo, músico y ajedrecista francés. Con sus novelas y obras ejerció una fuerte influencia sobre algunos grupos del Siglo XX, como los surrealistas, OuLiPo y los autores de la nouveau roman.

Roussel fue el tercero y último hijo de su familia. En 1893, a los 15 años de edad, fue admitido en el Conservatorio de París como pianista. Un año más tarde heredó una sustanciosa fortuna al fallecer su padre y empezó a escribir poesía para acompañar sus composiciones musicales. A los 17 escribió Mon Âme, un largo poema publicado tres años más tarde en Le Gaulois. En 1896 ya había empezado a escribir su poema La Doblure cuando sufrió una crisis mental. Tras la publicación del poema el 10 de junio de 1897, que fue un completo fracaso, Roussel empezó a visitar al psiquiatra Pierre Janet. En los años siguientes su herencia le permitió publicar sus obras y producir sus obras sin reparar en gastos. Escribió y publicó parte de su obra más importante entre 1900 y 1914, y de 1920 a 1921 viajó a lo largo del mundo. Siguió escribiendo en las décadas siguientes, pero cuando su fortuna finalmente se acabó se encaminó a un hotel en Palermo, donde murió de una sobredosis de barbitúricos en 1933, hecho cuestionado por Leonardo Sciascia en su obra Actas relativas a la muerte de Raymond Roussel. Está enterrado en el cementerio Père-Lachaise de París.

Obra

Las obras más conocidas de Roussel son Impresiones de África y Locus Solus, ambas escritas de acuerdo a restricciones formales basadas en juegos de palabras. Roussel mantuvo su método de escritura en secreto hasta la publicación póstuma de un texto en el que lo describe de la siguiente forma «Elijo dos palabras similares. Por ejemplo “billiards” y “pilliards”. Entonces les añadía palabras similares tomadas en dos direcciones diferentes y obtenía dos frases casi idénticas. Halladas las dos frases, era cuestión de escribir un relato que pudiese empezar con la primera y acabar con la segunda. Amplificando el proceso buscaba nuevas palabras que llevaran a la palabra billiards, tomándolas siempre en una dirección diferente de la que se presentó al principio de todo, y esto me proporcionaba cada vez una creación. El proceso evolucionaba/se movía y acababa tomando una frase que obtenía de la dislocación de las imágenes, un poco como si fuera cuestión de extraer algo de un jeroglífico». Por ejemplo Les lettres du blanc sur les bandes du vieux billard/Las letras blancas escritas en las bandas de la vieja mesa de billar… debe alcanzar de alguna forma …les lettres du blanc sur les bandes du vieux pillard/Cartas [escritas por] un hombre blanco sobre las bandas del viejo bandido. El resultado era una serie de transformaciones y retruécanos en las que la realidad aparecía totalmente dislocada. En sus propias palabras:

...una obra literaria no tiene que contener nada real, ninguna observación acerca del mundo, nada salvo combinaciones de objetos totalmente imaginarios

En Impresiones de África un barco naufraga en África y es capturada por los indígenas. Allí distraen a los que les custodian con parodias y juegos. Estas distracciones están basadas en juegos verbales. Por ejemplo, uno habla de un tal Lelgouach que toca una flauta hecha a partir del hueso de su tibia—la idea de una tibia sonora la sacó Roussel de un anuncio de una grabadora llamada Phonotypia. Todo repleto de máquinas fantásticas, retruécanos, elementos que contradicen las leyes de la física, procesos absurdos descritos con seriedad...

John Ashbery resume Locus Solus de esta forma en su introducción al ensayo de Michel Foucault Raymond Roussel: «Un científico e investigador importante, Martial Canterel, ha invitado a un grupo de colegas a visitar el parque de su finca, Locus Solus. Cuando el grupo visita la finca, Canterel les muestra invenciones de una complejidad y rareza cada vez mayores. De nuevo, a la exposición le sigue la explicación, la histeria fría de la primera dando paso a las innumerables ramificaciones de la segunda. Tras un martinete áreo formado por un mosaico de dientes y un enorme diamante de cristal relleno de agua en la que flota una chica que baila, un gato sin pelo y la cabeza conservada de Danton, llegamos al pasaje central: la descripción de ocho curiosos tableaux vivants que tienen lugar en una enorme jaula de cristal. Aprendemos que los actores son en realidad gente muerta que Canterel ha resucitado con resurrectine, un fluido de su invención que si se inyecta a un cadáver reciente hace que represente el incidente más importante de su vida».

Nuevas impresiones de África es un poema de 1 274 líneas que consiste en cuatro largos cantos de alejandrinos rimados, en el que cada frase viene acompañada de notas laterales de hasta cinco niveles. De vez en cuando una nota al pie se refiere a un poema anterior que contiene sus propios niveles de paréntesis.

Roussel fue impopular en su época y los críticos de su tiempo le dispensaron comentarios casi unánimemente negativos. Sin embargo, fue admirado por los surrealistas y otros artistas de vanguardia, como Michel Leiris y Marcel Duchamp. A finales de los 50 le redescubrió el Oulipo y Alain Robbe-Grillet. Sus influencia más directa en el mundo anglosajón fue la nueva escuela de Nueva York: John Ashbery, Harry Mathews, James Schuyler y Kenneth Koch editaron una revista efímera llamada Locus Solus. El filósofo francés Michel Foucault escribió el único libro sobre su obra.

En 2011 el Museo Reina Sofía organizó la exposición Locus Solus, Impresiones de Raymond Roussel (del 26 de octubre al 27 de febrero de 2012), con más de 300 obras, sobre la gran influencia de este autor en las artes plásticas.

Obras seleccionadas

1897 Mon âme, poema.
1897 La Doublure, novela en verso.
1900 La Seine, novela en verso.
1904 La vue, Le concert y La source, poemas.
1910 Impressions d’Afrique (Impresiones de África), novela, más tarde una obra de teatro.
1914 Locus Solus, novela (Ed. española: Locus Solus, trd. Marcelo Cohen, col. Polifonías, ed. Capitán Swing, Madrid, diciembre 2011, ISBN 978-84-93827).
1925 L'étoile au front, obra de teatro.
1926 La Poussière de soleil, obra de teatro.
1932 Nouvelles Impressions d’Afrique (Nuevas impresiones de África), poema de cuatro cantos con 59 dibujos.
1935 Comment j'ai écrit certain de mes livres (Como escribí algunos libros míos, 1995, ISBN 1-878972-14-6).
1935 Parmi les noirs (Entre los negros), un relato publicado por primera vez en Comment j'ai écrit certain de mes livres.



APASIONANTE RAYMOND ROUSSEL

Algunos fragmentos de su obra



Raymond Roussel      Por  Michel Foucault

Traducido por Patricio Canto  Siglo XXI, Buenos Aires, 1976


Ya es tiempo de volver a leer Mon âme, el poema que Roussel escribió a los diecisiete años (en 1894) y que publicó inmediatamente después de La Doublure con el título cambiado de L’Ame de Victor Hugo.: 

“Mi alma es una raíz extraña, en donde combaten el fuego, las aguas...

”Resulta curioso comparar esta maquinaria precoz con otra más tardía, en la cual se componen, de acuerdo con una unidad semejante, el agua y el fuego. En el jardín de Canterel, en el extremo de una elevada explanada, un gigantesco pozo hace refulgir como un diamante la mezcla maravillosa que contiene: un agua en la cual cada partícula, por obra de una luminosidad que le es interior, brilla como la mica al sol: íntima fusión de la fluidez y del esplendor, del secreto y del relámpago, dado que, desde lejos, sólo se la puede divisar como un chisporroteo que atrae la mirada pero también la encandila, mientras que de cerca se la ve sin dificultad,como si estuviera dotada de una transparencia que nada oculta. En ese recinto de cristal descubrimos el microcosmos delas invenciones de Roussel: una humanidad instrumental, con la cabellera sonora de Faustina, la animalidad domesticada de los hipocampos corredores, la resurrección mecánica de los muertos con la cabeza habladora de Danton, las escenas que se abren como flores japonesas, el elemento de la supervivencia sin término con el aqua micans, y por último la figura donde el aparato se simboliza a sí mismo: el licor amarillo que se solidifica como un sol. La usina del Alma, por su parte, es un curioso subterráneo que permanece a cielo abierto. Con todo un pueblo de admiradores, Roussel se asoma en el borde de ese pozo gigantesco, y mira así, por debajo de sí, a sus pies, el hueco abierto e incendiado de su cabeza, su cerebro:



Sobre el fondo del abismo
mi cuerpo vuelve a asomarse,
lamido por la sublime llama
que se eleva de mi cerebro




De esta cabeza cortada (como lo será la de Gaizduh o la de Danton), de ese cerebro abierto (como lo será el diamante de Canterel), pero que sigue a sus pies, Roussel ve ascender todo un lenguaje líquido e incandescente, que los obreros forjan sin descanso, en esas tierras altas en donde se abre la boca de la mina. Allí el metal se enfría, toma forma entre las manos ágiles; el hierro se convierte en verso; la ebullición se pone a rimar.



Con los reflejos sobre sus rostros
del hogar amarillo, rojo y verde,
apresan en la superficie
los versos ya casi formados.

Penosamente recoge cada uno
el suyo con su pinza de hierro
y lo remata sobre el borde del pozo
golpeando con infernal estruendo.



En el fondo duermen las imágenes que habrán de nacer, serenos paisajes sin mundo: 



Un bello atardecer se apacigua
sobre un lago de reflejos granates,
una pareja joven, bajo el follaje,
se sonroja a la puesta del sol.


Un gesto, una silueta, una expresión no revelan nada menos que una naturaleza y esa forma en donde el ser y el tiempo se estabilizan uno al otro. He aquí, por ejemplo, lo que se ve sobre la etiqueta rosada del agua mineral:



Una mujer alta,
de una frialdad prudente en el trato;
por suerte para ella, tiene una idea elevada
de sí misma y nunca se intimida.
Cree saberlo casi todo: una marisabidilla.
Los que leen poco no existen para ella.
Dictamina al hablar de literatura.
Sus cartas sin vulgaridades, sin tachaduras,
sólo florecen tras laboriosos borradores.





De esas figuras, diseñadas con un trazo, se eleva un piar tan límpido como sus siluetas fijas, sus dedos inmóviles; y nunca se interrumpe esta charla en el aljibe de vidrio en donde La Vue la tiene encerrada, como una caracola encierra el rumor de las olas.
Veamos cómo hablan los gestos mudos de este hombre:




Que se adelanta entre dos mujeres bastante bonitas;
cada una, con deferencia jocosa,
le ha tomado un brazo...
Para apoyar con fuerza lo que él pretende
se esfuerza y hace todo lo posible; utiliza
la libertad breve, incierta y confusa
que tan sólo conservan sus manos y sus muñecas...
Tiene interés en que crean su versión,
sobre todo que no digan que exagera,
que trata el tema desde arriba, a la ligera,
cuando en verdad ciñe de muy cerca
la más estricta verdad; tiene éxito;
lo escuchan con oído atento; provoca
el buen humor; gracias a las escenas que evoca,
locas carcajadas sacuden los hombros




Y, sin embargo, ese mundo del lenguaje absoluto es, en cierto sentido, profundamente silencioso. Se tiene la impresión de que todo está dicho, pero en el fondo de ese lenguaje hay algo que calla. Los rostros, los movimientos, los gestos, hasta los pensamientos, los hábitos secretos y las inclinaciones del corazón se dan como signos mudos sobre un fondo de noche.




Se oye relinchar un caballo inmóvil,
también lejos, por allá. Él sin prevenirla,
para hacerla volver completamente la empuja
con el brazo derecho, lentamente, con una presión suave,
pero, tomándola con la mano izquierda, la retiene,
siempre sin palabras, mirándola. Acaba
de detenerse ahí, sin que ella comprenda
lo que él quiere; ahora, él la lleva
con más fuerza, la hace girar a su alrededor,
dándole siempre el brazo como punto de apoyo y casi sin saber
qué siente ella en el lado opuesto. Él, largamente, la envuelve
en su mirada, sin hablar, siempre con el mismo aspecto.
Se van. A la izquierda está el mar.



Pero es posible retroceder aun más en la mañana del lenguaje y de las cosas: hasta ese primer resplandor que se percibe al principio de La Doublure, resplandor que, aún antes de ofrecer las cosas en su plenitud, las desdobla subrepticiamente y las desgarra desde el interior. Ese relámpago primero es el que se ve brillar un instante cuando el actor, al iniciar un parlamento, trata con una actitud solemne e irrisoria, de introducir la hoja de una espada en su vaina:




Con un gran gesto
exagerado, levantando en el aire la mano enguantada,
baja la hoja, lanzando un destello,
y después trata de envainarla, pero se agita y tiembla,
sus manos no pueden tocar
con la punta la vaina negra de cuero,
y las dos giran como si se huyeran.





LA LENTE VACÍA

Verdad es que la arquitectura de esta obra es tan evidente como la de las primeras. Fácil de captar, difícil tan sólo de explicar.


A ras del Nilo, veo huir dos riberas cubiertas
De flores, de alas, de relámpagos, de suntuosas plantas verdes.
Una sola bastaría a veinte de nuestros salones,
De follajes opacos, de frutas y de rayos.





Un dedal
brilla en su dedo; con la extremidad del pulgar
ella lo aparta con una leve presión
y lo levanta un poco, sólo para dejar
que el aire nuevo, más vivo, más fresco, pueda entrar.
la aguja que tiene al mismo tiempo traza
sobre la labor su sombra apreciable y fina,
con bordes atenuados y desbordantes; el hilo
muy corto, no pudiendo durar más, está en peligro
de separación súbita; para que salga
de la aguja, el mínimo impulso demasiado fuerte
bastaría; la labor se hace sobre un hermoso lino fino;
el hilo parte de un ovillo flojo que está por agotarse;
la tela se pliega, obediente y flexible,
frecuentemente manipulada...







Poemas de las imposibles confusiones:

— Algún caimán intruso cerca de un parasol fijo 
para un lagarto contra una seta. — Cuando sobre ellos, sin borrasca, 
empezó a nevar huevos rojos amasados
para fresas que se azucaran. 
— Para una pestaña, 
curva, evadida de un ojo dulce, un asta negra
de gamuza.
— Un tubo de agua para un hombro de inmortal 
por el que trepa un cabello largo.





Poemas de encuentros sin lugar: 




La bola acuática y desnuda
de un dentario, aterrador rincón 
— Una araña ociosa que explora una red barredera.
— La odalisca a quien arrojaron el extractor de jugos.
— Un cigarro reducido al estado de pucho, 
el disco del sol en el cielo de Neptuno. 
— Prometeo encadenado en el Cáucaso, 
el gato mimado y después cocinado de la comadre Michel 
— Dedos desnudos de colegial, 
una viga con decorados fúnebres.






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